Kate Middleton, la princesa de Gales, se disculpó por la confusión causada por su edición de una foto familiar publicada por el palacio, una imagen de Kate y sus hijos que pretendía calmar la preocupación y las especulaciones sobre la salud de la integrante de la familia real británica, pero que tuvo el efecto contrario.
Las retractaciones hicieron que los rumores en internet, ya de por sí desenfrenados por operación y recuperación de Kate, se multiplicaran. El desastre de relaciones públicas es una prueba más de que el mantra de larga data de la familia real de “nunca te quejes, nunca expliques” es imposible en una era saturada de redes sociales.
El Palacio de Kensington dijo que no publicaría la fotografía original sin editar. Y aunque la declaración de Kate proporcionó cierta aclaración, parece poco probable que haya servido para detener el remolino de rumores que se ha acelerado durante su ausencia de eventos públicos.
El ex corresponsal de la BBC especializado en realeza, Peter Hunt, dijo que la publicación de fotografías mal manejada “es perjudicial para la realeza”.
“Sabían que habría un gran interés por cualquier foto que publicaran de Kate”, escribió en X. “Su desafío es que las personas ahora se preguntarán si se puede confiar en ellos y creerles la próxima vez que publiquen una actualización sobre su estado de salud”.
La familia real está bajo un escrutinio particular porque el rey Carlos III también ha tenido que cancelar sus compromisos públicos al someterse a un tratamiento para una forma no especificada de cáncer. El monarca ha cancelado todos sus deberes públicos, aunque ha sido fotografiado caminando a la iglesia y reuniéndose en privado con funcionarios y dignatarios del gobierno.
La relativa franqueza de Carlos sobre su diagnóstico fue un nuevo punto de partida para la familia real, generalmente reservada. Pero se ha visto eclipsado por el interés popular sobre Kate. Ante la falta de información clara, las teorías de la conspiración se han apresurado a llenar el vacío.